martes, 6 de mayo de 2008

La belleza física

La belleza es un concepto muy amplio, en tanto se puede caracterizar de ésta diversos entes, como por ejemplo la referida al arte, al espíritu, al cuerpo; este post se va a referir a la belleza física humana constituida principalmente por dos componentes: El natural y el creado.

El aspecto físico es un factor importante en las relaciones humanas y sociales (se afirma aquí, pese a que es un tema controvertido). No solo es una manera de diferenciarnos con los otros, sino que es un indicador del estado de ánimo de las personas, además de ser una manifestación de estilos de vida, de estatus y hasta de ideologías. Así pues se puede determinar algunas características de la personalidad de alguien al observarla físicamente, y es allí donde interviene nuestra subjetividad al juzgar que nos parece bello o no, participan nuestros gustos y desagrados; Aunque la belleza es asunto subjetivo, permanecen unos prototipos de ésta estandarizados cada comunidad o cultura.

En la construcción de tales prototipos intervienen, casi imperceptiblemente características no racionales o si se quiere, animales, lo cual no nos hace del todo irracionales. La percepción de la belleza frente al ser humano, como integrante del Reino Animal, tiene mucho que ver con la necesidad de continuar la especie, y por lo tanto, de apareamiento. Así como se ve en la naturaleza aspectos básicos del cuerpo deben ser resaltados para lograr atracción de otro individuo y en la consecución de pareja. Como por ejemplo las aves, a través de la exposición colorida de las plumas, los elefantes con la ostentación de unos colmillos grandes y la exhibición de la fuerza, todo lo cual es una muestra de que los genes del pretendiente son sanos y fuertes, para que la siguiente generación de la especie no tenga problemas de salud. Así también las mujeres (por lo general) buscan en los hombres un ejemplar con características de fuerza, a veces corporal como un buen estado físico, a veces de carácter, grandeza -por lo menos que sean mas altos que ellas- y de inteligencia, inconcientemente, pero en miras al mejoramiento de la especie en la próxima descendencia.

El elemento que aquí denominamos creado en la construcción de un arquetipo de belleza lo es porque de una manera más voluntaria, de manera social, se crean paradigmas, regulados por pautas o patrones determinados por la cultura y la sociedad. Así que la concepción de belleza humana no es igual en las distintas épocas de la historia, ni en diferentes continentes aún siendo contemporáneos. Dichas pautas están reguladas por diferentes factores como el económico, en tanto lo ostentoso, lo caro suele ser bello, así pues el que posee y demuestra dinero, posesiones, y poder es mas bello, (y si no lo es físicamente, tiene con que lograrlo) un ejemplo claro es la belleza casi mítica de los faraones Egipcios, y de la realeza en general. Otro factor es el histórico puesto que en las distintas etapas de la historia humana se han cambiado las percepciones de la mujer atractiva y el hombre atractivo, en este, intervienen los tipos de atuendos, joyas, maquillaje, alhajas etc. que resalten la belleza física. Tercero es el cultural, porque según la formación de una sociedad se concibe la hermosura física, en tanto las costumbres (entre estas la moral) permitan o no mostrar ciertas partes del cuerpo, o conciban beldad en ciertas practicas –si se desea un ejemplo en Japón las mujeres se rasuraban las cejas, se pintaban toda la cara de blanco y se delineaban las cejas nuevamente, y a los hombres les parecía agraciado, o las batallas con lanza entre caballeros en la edad media, donde al ganador se le identifica con gallardía-. Incluso en nuestra actualidad es clara la divergencia de los parámetros de belleza en mujeres de Europa, el cual la describe con tez muy blanca, muy delgada, alta y poco exuberante en sus formas, en cambio en América Latina representa la mujer de tez trigueña, y muy exuberante.

En suma la belleza física a pesar de ser percibida subjetivamente, es pensada de manera colectiva y social, sin nunca omitir el aspecto natural (biológico, casi animal) del ser humano.

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